La hidratación y la humectación son dos conceptos distintos que deben distinguirse claramente. Es como llenar una botella con agua (hidratación) y luego ponerle una tapa para sellar la humedad (hidratación). Del mismo modo, en el cuidado de la piel, la atención debe centrarse en hidratar la piel primero y luego humectarla. Comience con un tónico hidratante para reponer la humedad, seguido de una loción o crema humectante para sellar la hidratación y formar una barrera protectora.
¿Cuáles son las diferencias en sus ingredientes?
Los ingredientes hidratantes comunes incluyen ácido hialurónico, glicerina, colágeno, factores hidratantes naturales y aminoácidos. Para la piel joven y seca, la hidratación es más importante que la humectación. A medida que la piel envejece, la barrera lipídica se debilita, por lo que la hidratación es esencial. Los ingredientes humectantes comunes incluyen ceramidas, diversos aceites vegetales, aceite mineral, lípidos sintéticos y cera de abejas. Los productos con alto contenido de aceite, como emulsiones y cremas, suelen ser hidratantes.
Los diferentes tipos de piel tienen diferentes necesidades:
a. Para pieles mixtas/grasas: concéntrese tanto en la hidratación como en mantener una sensación ligera y no grasa. Opte por productos sin aceite para reponer la humedad sin sobrecargar la piel.
b. Para pieles secas: Priorizar una hidratación intensa seguida de una hidratación potente para reponer los lípidos. Elija productos ricos en ingredientes hidratantes y humectantes para nutrición y protección.
C. Para pieles sensibles: céntrese en la hidratación y la calma. Evite productos con alcohol, retinoides, ácido salicílico u otros ingredientes irritantes. Opte por productos suaves e hidratantes y utilice brumas para obtener hidratación adicional y efectos calmantes.
Elija productos simples y evite ingredientes agresivos. Además del cuidado diario con productos con alto contenido de humedad, use brumas para hidratar y calmar aún más, especialmente para la piel sensible.
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